Wednesday, August 30, 2017

“Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos…“

 
Este versículo fue y ha sido el versículo lema de nuestro matrimonio con Franco. Es un pasaje muy usado en las bodas cristianas, y debiera ser una bandera de proclamación de todo matrimonio. A continuación quisera desglosar un poco el significado de estas hermosas palabras que debieran estar clara en todo matrimonio pero también en todo soltero. No olvidemos que esta relación descrita entre Salomón y la Sulamita, es un lenguaje simbólico para describir la relación de Jesús como novio con su novia la Iglesia.
Primero debemos aclarar que el amor romántico no sirve para sotener un matrimonio, el amor romántico es hermoso en la etapa de conocerse, tan atractivo es que para muchos se les convierte en una adicción, por eso después que se casan todo cambia, pues ya no está esa etapa de “jugueteo” como en el inicio, un jugueteo de no saber el resultado frente a cada actitud de conquista. Esto es muy peligroso, pues el matrimonio debe ser capaz de sobreponerse a ese cambio, y cultivar el romanticismo en forma creativa. Este pasaje deja claro que vendrán momentos muy difíciles, se menciona como etapa de “muchas aguas” que vendrán para apagar el amor, vendrán “ríos” con mucho caudal y corrientes fuertes suficientes para ahogar una relación, pero aquí hay una promesa que no depende de nuestras emociones sino de poner nuestra relación en las manos del Señor Jesús, el Unico capaz de parar una tormenta, el Unico capaz de caminar sobre el agua, entonces solo en El nuestro matrimonio puede soportar las peores dificultades. Como solteros deben tener esta convicción, que el matrimonio es hasta que la muerte los separe, si no es así, entonces hay mucho que ajustar. Si no estás dispuesto a superar las dificultades sin escapar de esa relación, quiere decir que aún no estás preparado, no es en tus fuerzas pero debes estar seguro de estar parado en Cristo.
Bueno vamos con el significado, agregare el versículo 6 también:
Cantares 8:6-7 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. 7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.
El Cantar de los Cantares es un libro un poco controversial para la iglesia cristiana, muchas veces se evita leerlo o siquiera citarlo, pues a muchos les da un poco de vergüenza lo que ahí encuentran. Se atribuye como autor al rey Salomón. Cantar de los Cantares es la traducción literal de un hebraísmo que significa propiamente “el más bello de los cantares” o “el canto por excelencia”. En los poemas que integran el libro, dos jóvenes enamorados no cesan de manifestarse sus mutuos y apasionados sentimientos. Desde el primer poema hasta el último, este libro es un canto al amor del hombre y la mujer. Tanto entre los rebaños de los pastores (1.8) como en las calles de la ciudad (3.2), en los jardines, los viñedos, los campos y las casas (1.16; 2.4; 3.4; 7.12), el amor es el impulso irresistible que inspira las palabras de los enamorados y determina sus acciones. Y no es solo el varón el que toma las iniciativas, sino que también la joven manifiesta abiertamente sus deseos y hace oír su voz: ¡Corre, amado mío...! (8.14). ¡Dame un beso de tus labios! (1.2). ¡Llévame pronto contigo! (1.4).
Eran canciones entonadas unas por los novios y otras por familiares y convidados (Jer 25.10; 33.11), todos los cuales bailaban y cantaban durante los siete días que duraban los alegres festejos nupciales (Gn 29.27–28; Jue 14.10, 17).
Este pasaje del libro de ‘Cantares‘ corresponde a las palabras de la esposa. Ella comienza diciéndole al esposo “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo…“. La esposa le pide a su amado que la mantenga cerca de su corazón, en lo más íntimo de sus pensamientos, como un “sello” inamovible en su interior. A su vez, la esposa le pide a su amado que le confirme públicamente, que su amor hacia ella sea manifiesto a todos, tal como una “marca sobre (su) brazo” es visible a todos. En otras palabras, le pide la seguridad de su amor hacia ella, que la ame y la considere como a sí mismo. Luego, la esposa sigue argumentando su petición describiendo el verdadero amor. Comienza diciendo: “Porque fuerte es como la muerte el amor…“, es decir, así como la muerte es una realidad firme y segura, así mismo el verdadero amor es firme y seguro. “Duros como el Seol los celos…”, al igual que en la expresión anterior, el amor es presentado como una virtud firme y segura como la muerte; sin embargo, el amor aquí es llamado “celos“, de manera que los celos son presentados como una expresión del amor. Como tal, los celos son aquella manifestación del amor en la que aquel que ama reacciona en disgusto cuando el ser amado entrega su amor de manera ilícita a otro; en otras palabras, le ruega implícitamente a su amado que sea celoso con su amor, que no deje que el amor de ella caiga en otras manos. Se nos dice del amor: “Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama…“; el verdadero amor es intenso, que consume completamente nuestro ser. Es el intenso deseo incondicional de entregarse por completo a una persona, de buscar el bien de esa persona amada, procurar su felicidad, por supuesto, siempre fundamentado en la Palabra de Dios, porque fuera de Sus delineamientos no hay verdadero amor, de manera que el verdadero amor tiene por fundamento la Palabra de Dios (Romanos 13:8-10). Este deseo no se fundamenta en los sentimientos, ni tiene el propósito de satisfacerse a sí mismo, sino que nace del firme propósito de la voluntad de buscar el máximo bien y la mayor bendición del ser amado de acuerdo a la voluntad de Dios.
Se nos dice del verdadero amor que “Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos…“, y esto es obvio. Este amor no está condicionado por la otra parte, de manera que se mantendrá firme en su fuerza y propósito a pesar de las adversidades, e incluso a pesar de los defectos del ser amado (Romanos 8:31-39). Un amor de estas condiciones no puede ser forzado, sino que es algo que se entrega solamente. Su valor es tan alto que nada puede comprarlo, solo debe ser recibido, y esto nos lleva a la frase en cuestión: “Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían“. Un hombre puede entregar todos los bienes de su casa por obtener este amor, pero este amor es tan valioso que no hay precio alguno que lo pueda comprar, sino que debe ser voluntariamente entregado y, a su vez, simplemente recibido. Lo mismo pasa con el amor de Dios. Cualquiera que piense de sí mismo que es tan bueno que Dios debe recibirle por sus muchas buenas obras esta, en otras palabras, pretendiendo comprar el amor de Dios con sus obras o queriendo forzar Su amor, se dará cuenta que con Dios no funciona así, el amor de Dios no se compra con obras ni su salvación tampoco.
Si amamos a Cristo, el temor de perder su amor o las tentaciones de abandonarlo serán sumamente penosas para nosotros. De la misma forma debemos desear el amor de nuestro cónyuge y cuidarlo en el día a día. No hay agua que pueda sofocar el amor de Cristo por nosotros, ni anegación que lo ahogue. Que nada abata nuestro amor por Él. Solo este amor guardado en Cristo podrá resistir el día malo en nuestro matrimonio, porque los conflictos y tormentas tarde o temprano llegarán. Ni la vida ni todos sus bienestares incitan al creyente para que deje de amar a Cristo. El amor de Cristo nos capacita para rechazar y vencer las tentaciones de las sonrisas del mundo, como asimismo de sus ceños fruncidos. Entonces que nada ni nadie nos aparte de nuestro cónyuge. Aquí menciona lo material, y es cierto no hay riqueza que pueda pagar ni sostener un amor tan grande que solo en Cristo poder tener en nuestro matrimonio.

3 comments:

Unknown said...

Me parece bien su comentario, déjeme agregar que hay amores que duran toda la vida,y nada puede cambiar ese sentimiento,pase lo que pase, lo otro que han existido hombres que han rechazado reinos por el amor de una mujer, resultado el desprecio de quienes no comprendieron ese amor

Unknown said...

Yo perdi mi matrimonio hace un año y tres meses, hoy comprendo y creo qué lo perdi porque nunca tome en serio a Dios y eso repercutio en nuestra vida, hoy despues de un proceso de la mano de Dios y su gracia hay esperanza de recuperar todo, esta palabra me confirma mi esperanza, esa que no averguenza.

Unknown said...

Gracias por hacer entender este pasaje de Cantares 8.7 porque explica que lo primero a quien debemos amar es a Dios para luego aplicar esta palabra hacia una persona idonea ya perdi en dos matrimonios y le pido a Dios que me de una sierva para casarme le pido oracion x mi puesto que entendi y crei su predicacion D.T.B. y gracias.