Monday, August 29, 2011

Todo engaño recibirá su castigo

Cecilia Arias - Agosto 29, 2011.

Dios le dijo al pueblo: «Israelitas, ustedes son como los comerciantes que engañan a sus clientes: ¡les gusta usar pesas falsas!
Se creen muy ricos y que tienen grandes riquezas; piensan que nadie puede probar que todo se lo han robado.
»Pero yo soy su Dios desde que estaban en Egipto, y los haré vivir de nuevo en carpas, como cuando andaban en el desierto. Yo les he hablado muchas veces por medio de mis profetas.
»¡Los israelitas que viven en Galaad, son gente malvada! Van a Guilgal, y allí matan toros para ofrecerlos a sus dioses; ¡pero yo los destruiré por completo! ¡Sus altares quedarán en ruinas! ¡Quedarán esparcidos por el campo!» Oseas 12:7-11


Dios sabe como muchos se han enriquecido con engaños en forma fraudulenta, y nada de eso quedará sin su castigo. Muchas veces al no creer que existe Dios, se actúa de esta mala forma creyendo que no habrá nunca justicia. En este mundo, definitivamente, no la habrá, pero podemos estar confiados que el Señor todo lo sabe, y llegará el día de las cuentas finales, como cuando uno hace las reconciliaciones contables, y todo saldrá a la luz, y cada uno recibirá lo que merece. Hay una justicia que Dios la ejecuta en esta vida, esta puede ser el volver a empezar, el enfrentar una crisis donde El busca despertarnos de nuestro letargo, seamos sensibles a su voz, y obedientes al instante.

Pidamos al Señor que escudriñe nuestros corazones y nos haga ver los caminos de maldad que aún tenemos, toda sutil idolatría, pues hoy quizás no matamos toros a nuestros dioses falsos, pero hay distintas formas de mostrar fidelidad y amor a algo o alguien que no es Dios precisamente; dinero, trabajo, familia, lo que dicta la moda, consumismo, leyes sociales, partido político, estudios, carreras, profesiones, brujería, adivinar el futuro cualquier forma que esta sea, equipos de futbol, deportes, cantantes, actores famosos, TV, computador, celulares, internet, idolatría sexual (impureza sexual, fornicación, adulterios, homosexualismo, pedofilia, etc.), vicios (drogas, cigarro, medicamentos, etc.), etc. ¡No permitamos que estos nos alejen de su presencia!
Quizás muchos pueden preguntarse con extrañeza como algunas de estas que parecen ser buenas puedan ser idolatría, respuesta: se convierten en idolatría cuando eso ocupa el centro de nuestras vidas, de nuestras preocupaciones o cuando somos capaces de hacer sacrificios por obtener alguno de ellos, sacrificios que a veces ni siquiera somos capaces de hacer por Dios, como algo tan simple como levantarnos temprano un día domingo para ir la iglesia, es simple ver y revisar, y preguntarse: ¿por qué cosas yo si estoy dispuesto a sacrificarme?
El nos da la oportunidad de arrepentirnos, que no es lo mismo que remordimiento (sentirse mal, pero seguir por el mismo camino, no hay cambio de actitud), es volvernos de nuestros malos caminos, y volvernos por completo a Dios. Y entonces podremos ver lo que dice Miqueas en el capitulo 7:18-20


»No hay otro Dios como tú. Somos pocos los que quedamos con vida. Tú perdonas nuestra maldad y olvidas nuestro pecado. Tan grande es tu amor por nosotros que tu enojo no dura para siempre.
»¡Vuelve a compadecerte de nosotros, y arroja todos nuestros pecados a lo más profundo del mar! Déjanos disfrutar de tu amor y fidelidad, porque así lo prometiste a Abraham, a Jacob, y a todos nuestros antepasados».