Thursday, June 30, 2016

Calcula tus Costos antes de Empezar

No sé si alguna vez les ha sucedido que hay tiendas o empresas de servicios que ocultan completamente los precios de sus productos o servicios, generalmente sucede en lugares muy “chic” o caros, donde se supone que el que va ahí no anda regateando, y tampoco tiene problemas de pagar el precio que sea. Bueno no es así en mi caso, tampoco en mi familia y porque no decirlo, tampoco es así la mayoría de mi nacionalidad (chilena), no somos así, y a veces molestamos por preguntar el precio antes de escoger el producto o tomar el servicio. Hasta he escuchado comentarios que me han dicho: “No aguanto más con los de tu nacionalidad, regatean, piden algo más barato, otras alternativas de marcas y precios, etc. Por eso prefiero vender a esta y esta otra nacionalidad”. Personalmente creo que no hay nada de malo en saber los precios y revisar todas las alternativas que existen, además es bíblico: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” Lucas 14:28 Reina-Valera 1960. Sinceramente creo que eso es lo correcto, las veces que he temido preguntar los precios, a veces porque me ha referido alguna amiga y ya me ha dicho los precios, siempre, pero siempre me he visto sorprendida y de mala manera, diciéndome a mí misma que no volveré hacerlo, pues parece que al no preguntar uno les da el permiso para poner el precio que quieran, además uno está dando ese mensaje. No así, cuando uno pregunta primero el precio y después uno dice: “Bueno seguiré revisando o preguntando otros precios y de ahí le aviso”, les aseguro que les darán su mejor precio para no perderlo a usted. ¿Por qué les cuento todo esto? Porque me he puesto a meditar en los muchos costos que tiene la vida, y muchos de estos costos ni los pensamos, ni los vemos, ni menos nos sentamos a calcular primero antes de involucrarnos. Por ejemplo con quien te vas a casar: Mujeres vean a ese chico que les gusta tanto, viste siempre a la moda, anda en un auto último modelo, cuida que nada se le ensucie, lo mantiene impecable… que bueno quiere decir que es preocupado de su persona y cuida bien lo que tiene, perfecto, es una buena cualidad. Pero esto por lo general no para ahí, su pelo lo lleva impecable, ¡sus uñas!, ni que hablar… se las cuida más que su novia que apenas tiene tiempo de pintárselas. Yo no digo que todo esto está mal… pero por experiencia propia, he conocido muchos jóvenes así, y aún los he visto después de casados, y si siguen así, les aseguro que su esposa e hijos sufren, pues este tipo de personas, siguen preocupados de sí mismos, y simplemente nunca aprendieron a cuidar de otros. NO quieren que sus hijos le ensucien los sillones de cuero blanco de su carro, no quieren que le despeinen, y qué sucede son sus esposas las que asumen todo lo que ellos no están dispuestos a hacer. La verdad es que el hombre y la mujer fueron hechos para servir, amar y darse a otros, cuando eso no se cumple por culpa del egoísmo, tarde o temprano harán sufrir a demás. Lo mismo sucede con mujeres de ese tipo, nosotros, con mi esposo, les llamamos “mujeres de alto consumo”, pues el solo tenerlas como esposa es vivir quebrados o destinados a tener 2 ó 3 trabajos cada uno. Pues esta mujer no se calma con una linda casa, ¡no!, verá la casa de su amiga y notará que la suya es muy chica, y entonces su siguiente meta, seguirá en endeudarse en una casa más grande, pero ella está dispuesta a trabajar por eso, ella no es una mantenida, estará en 3 trabajos, dejará a los hijos con alguien de confianza por mientras cubre sus deudas, pero estas deudas nunca acaban y los hijos se crecen a una velocidad increíble, que cuando llega a sentir que están más estables financieramente, ya sus hijos están fuera de casa criticándole que ella nunca pasó tiempo con ellos. Les cuento esto, pues hemos conocido muchos casos como este, y el final no termina ahí, muchas veces también termina divorciada y sola. Estos son costos que debemos evaluar, no vivamos la vida como quien va a una tienda lleva todo, paga sin mirar el recibo y luego de los años se da cuenta que la factura fue altísima, pues lo que ha sido consumido hay que pagarlo. Más de una vez, me vi aconsejando a alguna amiga que me decía que su esposo poco paraba en casa, se lo llevaba trabajando y viajando. Más de una vez, les dije: “¿pero no preferirías vivir una vida más sencilla, tener menos gastos, tener más tiempo en familia y ver más a tu esposo?”. Y a veces no me dieron respuesta, pero una vez una amiga me dijo: “Es que yo no sirvo para vivir en una casa chiquitita”. “Los sueños caros, se pagan caros”, no creamos ingenuamente que “la vida” nos hará un descuento. Muchas veces, nuestros sueños han sido incorporados desde afuera, la sociedad marca lo que deseo para mi vida, pero no he parado para reflexionar en eso. ¿El costo?, el costo lo pagan tus hijos, y a veces tu cónyuge, tus padres, tus suegros, todos aquellos que tienen que transformar su vida para “tapar los huecos” que quedan porque tú no estás. Lamentablemente una mamá o un papá nunca son reemplazables, es por eso que antes de hacer planes, tal y como dice la Biblia debemos sentarnos y sacar las cuentas. Si estamos ya “casados” con nuestra profesión y queremos casarnos hay que decirlo a ese futuro cónyuge, si sabes que deseas hacer carrera y tu límite es el cielo, entonces debes considerar no tener hijos ni mascotas, si, ni mascotas, pues he visto tantas veces que las personas más ocupadas tienes varias mascotas hasta jardines que cuidar y ¿quién hace todo el trabajo?, ese cónyuge esclavizado, que le ponen y le ponen carga y a veces nunca dice nada, pero llega el día que se cansa, explota y deja todo botado y el otro cónyuge, el súper ocupado, se sorprende pues pensaba que era tan feliz haciendo todo sin alegar. Ahora el tema no es que no luches por eso sueños, pero el asunto, es saber el costo que esos sueños tendrán. Quizás debas pensar en no casarte, o no tener hijos, pero después cuando llegues a viejo(a) no culpes a Dios, ni a la empresa, ni a tu jefe de haber quedado solo(a). Y si hoy te molesta que tu esposo(a) no esté en casa porque vive trabajando, estudiando para optar a un mejor puesto, has algo y conversa con él o ella y dile que quieres una vida más simple, que no quieres ir con la corriente de este mundo, que no pretendes vivir más de imagen, que las marcas reconocidas del vestir y calzar sobre ti y tus hijos nunca reemplazaran su presencia, que deseas despertar cada mañana con él o ella, que la vida no tiene sentido cuando se corre esa carrera materialista que nunca acaba, que eres feliz con lo que tienes, que no te falta nada, que la unidad familiar es tu prioridad, que tus valores no se compran ni se ganan con un mejor sueldo, que la honestidad, el amor, la unidad, la familia y los amigos no tienen precio, que todo eso se consigue con tiempo, con una vida simple, con mirarse a los ojos, con disfrutar un atardecer en el patio, que no necesitas ir a otros país para disfrutar de sus abrazos y caminar de la mano, que desarrollar esto en tus hijos solo se logra con el ejemplo, que las vacaciones de verano, los fines de semana y las tardes, ya no quieres tener a tus hijos en una guardería, que no te quieres perder nada de ellos, que sus primeras sonrisas, sus primeros pasos, sus logros académicos, quieres estar ahí para verlos, felicitarlos, que ya no te perderás sus luchas, sus miedos y sus fracasos, pues quieres estar ahí para ayudarlos, que no quieres perder nada más de ellos, ni menos pagarle a otros para que vean todo esto, ellos no lo valoren y tampoco puedan hacer nada. Siéntate, evalúa, calcula para saber si tendrás lo suficiente para construir tu edificio, tu familia, tu empresa o tu producto y si ves que no tienes lo suficiente, entonces evalúa si deberás construir algo más económico, o si necesitas cambiar de sueño, o si saldrás a pedir prestado a todo el mundo, sabiendo que después eso lo tendrás que pagar de todas formas.