Monday, April 30, 2012

Un Milagro que debo compartir

Este testimonio es difícil de compartir, pero lo hago por honrar al Señor y por fe pues creo firmemente que su obra será acabada. Mi hija mayor, Aisha, que ahora tiene 16 años comenzó a usar lentes a los 4 años de edad. Notamos que cuando le mostrábamos ciertos objetos a distancia no los podía ver. Optamos por llevarla al doctor para que le hicieran todas las mediciones correspondientes. Salió con miopía y astigmatismo. Fue una niña muy organizada y obediente en el uso de sus lentes. Se veía preciosa y tierna. Llamaba la atención, sobretodo cuando se enteraban que solo tenía 4 añitos. Me solían preguntar como podía descubrirse un problema así a tan corta edad. Pero esto se logra gracias a la tecnología avanzada que hay hoy en día, hay todo para medir el arco y evaluar la visión aún en bebés que no pueden hablar ni distinguir. Fue así que año tras año su problema se iba acentuando, ya después no bastaba con una visita al año, ni tampoco el seguro le cubría los lentes especiales que empezó a necesitar. Al ir avanzando en edad y su problema empeorando, Aisha comenzó a pensar en usar lentes de contacto. A mí me daba terror pensar como sería el usar algo dentro del ojo, más aún en mi propia hijita y además el desafío de que yo debería aprender a ponérselos, siendo que me cuesta ver de cerca un ojo abierto e incluso poner gotas, pero estaba dispuesta pues era su anhelo. Ella no quería llegar al momento que sus lentes delataran el gran problema visual que estaba teniendo. Aunque siempre hemos pagado por tecnología de punta que evita tener lentes "con fondo de botella" como decíamos en Chile, a los lentes de vidrio muy grueso. Una vez que llegó a la edad aceptada para usar lentes de contacto (11 años) la entrenaron de modo que ella misma aprendiera a ponerse sus lentes sola y a todo el cuidado que viene acompañado con eso, proceso en el cual mucho sucumben y desisten de seguir usando estos tipos de lentes. Sin embargo, Aisha igual que a los 4 años, se ha mantenido firme y disciplinada. Ella quiso que fueran de colores y se probó algunas muestras con los cuales hasta se sacó fotos. Lo importante no era cambiar su apariencia, pero para mí como madre era importante distraerla de la triste realidad de lo que estábamos empezando a enfrentar como familia. Luego al momento de mandar hacer sus lentes de contacto, los cuales no son cubiertos por su seguro, le dan la mala noticia que al ser tan alta su numeración no existía la posibilidad de hacerlos de color. Esto le afectó tremendamente en un principio, pero con ese carácter tan bello que tiene de Cristo, ella más tarde lo aceptó sin molestias. Varias veces pregunté a los doctores que solución había a su problema, ellos siempre coincidieron que existía la posibilidad de ser operada después de los 18 años, siempre y cuando su visión se estabilizara, esto quiere decir, que ya no debía seguir cambiando su visión para poder aspirar a esta operación. Los doctores abiertamente empezaron a darle su diagnóstico "sin anestesia", es decir, no cuidaron de no herirla, frente a ella y a ella misma, varios le dijeron que ella quedaría ciega, pues su problema iba tremendamente acelerado (por eso me atrevo a escribir esto con el riesgo que ella lo lea). Nunca quise mostrarle la tristeza que esto nos daba, como muchas veces llorábamos con Franco mientras orábamos por un milagro. Esto me llevó hace muchos años a leer acerca de Helen Keller y comprar libros y leerlos con Aisha. Ambas comenzamos a admirar a esta mujer que en medio de su ceguera-sordera y con fe en Dios llegó a hacer grandes avances para el mundo. Esto fue como una manera de encontrar un propósito mayor a cualquiera fuera la voluntad de Dios con esto. El problema siguió empeorando tanto que Aisha ya no podía andar despierta sin estar con sus lentes de contacto o sus lentes regulares (que usa en casa para descansar de los otros). Ella al abrir sus ojos cada mañana lo primero que debe hacer es ponerse sus lentes, de lo contrario solo ve imágenes borrosas, no puede distinguir los objetos aunque estén cerca, esto es causa de muchos temores pues se asusta fácilmente si no está con sus lentes puestos. Bueno como imaginarán ya desde hace años empezamos a orar sin cesar, como dice la Biblia: “Orad sin cesar” 1ra Tesalonicenses 5:17. Avisamos a amigos cercanos y a nuestra familia. Muchos hasta el día de hoy oran por Aisha sin cesar. Mi mamá siempre me recuerda que ella y mi papá todos los días oran por los ojitos de Aisha. Y el milagro que les quiero compartir es que hace un mes a Aisha le hicieron el examen regular que suelen hacer en los colegios y como cada año es ahí donde nos avisan que sus lentes de contacto no están funcionando bien. Lo mismo sucedió esta vez, preocupados como siempre comenzamos a pedirle una cita rápida. Para sorpresa de todos y del doctor mismo, él no podía creer que su numeración había bajado en 0.5 en cada ojo, por eso no veía bien con sus lentes de contacto, porque no era la numeración correcta. Ya el año pasado habían habido algunos malos entendidos pensando que habían dado una receta antigua, se pensó que había habido error, la midieron de nuevo, le cambiaron la receta con un cambio muy pequeño, pero esta vez comprendimos mejor, su numeración había bajado y no solo eso hasta el arco se había mejorado. El doctor mencionaba que eso no solía suceder, pero frente a esa realidad tenía que darle una receta con numeración antigua, o sea, yendo hacia atrás. Que era algo increíble. Una vez que Franco llevó la receta a la óptica para mandar a hacer sus lentes de contacto, nuevamente el profesional que recibió la receta preguntó si existía algún error, pues no podía ser que su visión mejorara, que en vez de subir de numeración esta bajara. Nuevamente se le explicó que estaba correcta y ambos especialistas, concluyeron que ya lleva 2 años mejorando en vez de empeorando y que esto es algo muy extraño que no suele suceder. Aisha aún debe ponerse sus lentes apenas abre sus ojos, pero recuerden su problema viene empeorando hace 12 años. Sin embargo, esto ya es un milagro, para nosotros y para cada especialista en el rubro y confío plenamente que el Señor completará lo que El ha comenzado, como dice Su Palabra: "Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo". Filipenses 1:6 Aunque este versículo habla de la obra espiritual que está operando en nosotros, yo sé que El ya ha comenzado a obrar un milagro en mi hija, para testimonio de muchos y es algo que también está operando en el plano espiritual a todos los que estamos siendo testigos de esto. Este no es el único milagro por el cual seguimos orando. Así que pronto espero poder seguir compartiéndoles de otros. Y les animo a perseverar en la oración (“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16) y no olvidemos: “porque nada hay imposible para Dios” Lucas 1:37.