Estudios
hecho en Johns Hopkins con la experta Lisa R. Yanek, M.P.H. y sus colegas
hicieron varias investigaciones en familias que tenían un historial de
enfermedades al corazón, descubrieron que las familias que tenían una actitud
positiva hacia la vida tuvieron un tercio menos de probabilidades, en un
período de 25 años, de tener ataques al corazón u otra enfermedad
cardiovascular, en comparación con las familias que tenían una actitud
negativa.
Estos
expertos en sus estudios descubrieron que personas con el más alto riesgo de
enfermedades de la arteria coronaria, en su historial familiar, encontraron que
las personas positivas de la población general tenían un 13 por ciento menos de
probabilidades que sus contrapartes negativas de sufrir un ataque cardíaco u
otro evento coronario.
Para
poder medir y evaluar que es actitud positiva o negativa en las personas, Lisa
y su equipo decidieron medir con encuestas que evalúa la alegría, el nivel de
energía, los niveles de ansiedad y la satisfacción con la salud y la vida en
general de una persona. Pero tal y como dice Lisa, realmente en la vida
cotidiana, no necesitamos estas encuestas para saber cómo somos. Cada uno sabe
que tipo de actitud tiene hacia la vida cotidiana.
Aún
es difícil medir la conexión total que existe entre la positividad y la salud.
Pero los investigadores sospechan que las personas que son más positivas pueden
estar mejor protegidas contra el daño inflamatorio del estrés.
También
se puede pensar que ser positivos y tener esperanza ayuda a las personas a
tomar mejores decisiones de salud y vida. También sirve a centrarse más en
objetivos a largo plazo. Los estudios también encuentran que las emociones
negativas pueden debilitar la respuesta inmunológica.
Lo
que sí es seguro es que existe un fuerte vínculo entre la “positividad” y la
salud. Estudios adicionales han encontrado que una actitud positiva mejora los
resultados y la satisfacción con la vida en un gran espectro de condiciones de
salud que sí se han medido, que incluyen lesiones cerebrales traumáticas,
accidentes cerebro vasculares y tumores cerebrales.
Aunque
una personalidad positiva es algo con lo que nacemos y no algo que podamos
cambiar de forma inherente, dice Yanek, hay pasos que puede tomar para mejorar
su perspectiva y reducir su riesgo de enfermedad cardiovascular.
Algo
muy simple como es sonreír:
Un
estudio de la Universidad de Kansas encontró que sonreír (incluso sonreír
fingiendo) reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial durante
situaciones estresantes. Así que probar ver videos, o estar en ambientes con
amistades que te alegran, o te hacen reír, es una gran terapia, sobre todo
cuando has estado esperando largo rato en una fila, en cualquier lugar donde
haya espera, o cuando estés enojado por una situación laboral o familiar.
Practicar el re-enfoque:
En
lugar de estresarse por un tráfico pesado, demoras en el camino por
construcción, o problemas del clima, por ejemplo, apreciar el hecho de que
puedes estar en tu automóvil y puedes pasar unos minutos más escuchando música
o las noticias, o escuchando un libro en audio, y entonces así aceptas que no
puedes hacer nada con el tráfico. Pero logras algo productivo y positivo del
cambio de plan y de circunstancias.
Desarrollar
resiliencia:
La
resiliencia es la capacidad de adaptarse a situaciones y pérdidas estresantes
y/o negativas. Los
expertos recomiendan estas formas para construir esta capacidad:
- Mantenga
buenas relaciones con familiares y amigos.
- Acepte
que el cambio es parte de la vida.
- Actúe
sobre los problemas en lugar de simplemente esperar que desaparezcan o
esperar a que se resuelvan por sí mismos.
- Enfrentar
las dificultades, aclarar y resolver de frente con las personas que hay
problemas.
Sinónimos de resiliencia:
-
Flexibilidad
-
Resistencia
-
Capacidad de Adaptarse
-
Adaptabilidad
-
Elasticidad
-
Capacidad de Reaccionar
-
Fortaleza
-
Resistente
Conclusión:
Una
actitud positiva en la vida siempre ayudará a una mejor salud. Y aunque
no sea natural ser positivo, ni sea su actitud original, se puede
aprender. Sonreír aunque cueste, aprender a buscar lo bueno de cada situación.
Aprender a ser agradecido en el día a día, cada mañana recordar todo lo bueno
que tenemos, y si se puede escribirlo, hacer un listado, para recordarlo y
leerlo a futuro. No esperar a perder lo que tenemos para extrañarlo. Ser
agradecidos de otros, reconocer el valor de otros y lo que ellos aportan a
nuestras vidas y a la sociedad. Buscar el bien común, ayudar a otros con menos
oportunidades, buscar ser justos y hacer lo correcto. Aprender a reconocer
nuestros errores, perdonarnos y seguir adelante, y así mismo hacer con otros.
Esta actitud positiva nos añadirá años y salud a nuestra vida.
Cecilia Arias
Febrero/16/2021