Les cuento de esta plantita. Fue una de varias plantas que pusimos en un jardin al lado de nuestra casa, hace varios años cuando nuestras hijas eran pequeñas y Elias aún no llegaba. Al lado de esa planta pusimos un rosal que creció muchísimo. Ese rosal llegó a tapar todo, ocupaba todo el espacio, al punto que tapaba a todas estas plantas. Cuando Franco lo cortó hace algunos meses, nos dimos cuenta que esta planta, la de la foto, no podía pararse sola, se caía, pensamos en amarrarla, pero no estaba muy cerca de otras tan largas, y tampoco queríamos agregar un palo a su lado, así que un día no la levanté más, y la dejé acostada. Pasaron algunos meses y notamos que empezó a crecer hacia arriba como siempre debió haberlo hecho, sin estar apoyada, pero su tronco sin fuerza quedó horinzotal, lo importante ahora es que está creciendo sin la ayuda de otra planta que la sostenga. Me di cuenta que al afirmarse tantos años en el rosal no había fortalecido su tronco, por eso se caía. Esta planta se llama Dracaena fragrans (Palo de Agua), y en la tercera foto pueden ver el grosor que debió haber tenido su tronco si se hubiera fortalecido al crecer. Moraleja: NO seamos como el rosal, que aunque tengamos buenas intenciones en ayudar a otros a crecer, lleguemos al punto de ahogarlos, y no dándoles espacio para fortalecerse y crecer sanamente. Muchas veces como padres tendemos a controlar todo, impedir que nuestros hijos tomen decisiones; amistades, carrera, anhelos, etc. por temor a que sufran, no los dejamos crecer, no los dejamos fortalecer "sus musculos", los dañamos tratando de resolverles todos sus problemas y cuidarlos de todo, luego llegan a hombres y mujeres mayores, que se lo llevan de desastre en desastre. Quizás ya cometimos los errores, no sigamos resolviéndoles todo, dejémosles que aprendan de sus errores y malas decisiones, el quedar un tiempo solos, les servirá para decidir crecer con su propia fuerza. Por otro lado, si somos esas plantas sin fuerzas, que no podemos estar de pie solos porque necesitamos recostarnos en otros, y siempre necesitamos que alguien nos saque de un apuro, debemos decidir crecer, no podemos quedarnos tirados en el suelo hasta que alguien venga a amarrarme a otra planta o palo para seguir siendo una planta parásito. Vayamos a Dios y pidamos sabiduría, para saber cómo y hasta cuándo sostener al necesitado, ayudarlo a fortalecerse y crecer, no taparlos por completo pues tomo el lugar de Dios en su vida, necesitan el sol directo, no tapemos a otros de la bendición de Dios, de aprender a comunicarse directamente con El. El Señor también les puede hablar a ellos. Esto va tanto con nuestros hijos, amigos, conocidos, esposos(as) y padres. Sí, padres, porque llega el momento que creemos que sabemos más que ellos, y que podemos decidir por ellos, no podemos obligarlos y no podemos hacerlos sentirse inútiles. El otro día vimos una película llamada "Dad" (Papá), ahi veíamos a un abuelo que parecía enfermo, pues no hacía nada, su esposa le hacía todo, luego ella se enferma y su hijo lo va a cuidar y poco a poco le ayuda a restablecer su independencia, hasta su licencia de conducir sacó, cosa que su esposa no creía que podría. A veces el Señor necesita cortarnos como al rosal para que otros puedan florecer y crecer a plenitud!
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